Enero junio, 2018
Vol. 2, No. 3
ISSN 2602-8247
http://retosdelacienciaec.com
mcrevistas@gmail.com
EDUCAR O ENSEÑAR EN EL SIGLO XXI
EDUCATING OR TEACHING IN THE XXI CENTURY
Leonor Ramírez Mattiazzi
1
Liliana Mosquera
2
Recibido: 2017-06-22 / Revisado: 2017-08-18 / Aceptado: 2017-10-15 / Publicado: 2018-01-01
RESUMEN
En este trabajo se realizó el análisis de los conceptos de educar y enseñar,
para así, identificar la importancia de cada uno en el proceso de formación
humana. En este contexto fue necesario analizar de los términos escolarización,
enseñanza, educación y cultura. Al explorar estos términos de una manera
amplia se identificó la complementariedad existente entre enseñar y educar.
Esta investigación estuvo encaminado a establecer el rol del docente de este
milenio, como sujeto inmerso en un contexto social y cultural. A partir de una
exploración bibliográfica de postulados de pensadores actuales se realizó una
reflexión sobre la disyuntiva que enfrentan los docentes del siglo XXI en su
trabajo diario, si educar o enseñar. Considerando que enseñar es una
transmisión de información y conocimiento, mientras que educar es integrar las
diferentes dimensiones del ser humano. Con base en varios autores se plantea
que solo con una educación que integra el enseñar y educar de modo articulado
estaría cumpliendo con su rol en la actualidad.
Palabras clave: educar, enseñar, educación y escolarización.
ABSTRACT
In this work there is an analyses related to the concepts of educating and
teaching, in order to identify the importance of each one of the concepts in the
process of human formation. In this context, it was necessary to do the analyses
of schooling, teaching, education and culture terms. When exploring this terms in
a broad way it was possible to identify the complementarity existing between
educating and teaching. This investigation proposed to define the teacher’s role
in this millennium, as a human being immersed in a social and cultural context.
Based on several bibliographical postulates exploration done by current thinkers,
it was done a reflection about the disjunctive that teachers have to face in XXI
century, in their daily activities, whether educating or teaching. Considering that
teaching is a transmission of information and knowledge, while educating is an
1
Magister en Educación, Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación PUCE-Quito-Ecuador. E-
mail: lramirez@colegioletort.edu.e
2
Magister en Desarrollo del Talento Humano, Universidad Simón Bolívar Quito-Ecuador. E-mail:
liliana_mosquera2003@yahoo.com
Forma sugerida de citar: Ramírez-Mattiazzi, L. y Mosquera, L. (2018). Educar o enseñar en el Siglo XXI.
Retos de la Ciencia, 2(3), pp. 98-104.
Leonor Ramírez Mattiazzi / Liliana Mosquera
integration of the different dimensions of human being. With the support of
several authors it is able to asseverate that with an education that shows an
integration between teaching and educating, in an articulated way, teachers
accomplish their role nowadays.
Keywords: educate, teach, education and schooling.
INTRODUCCIÓN
Este trabajo surge del cuestionamiento que se hace la sociedad sobre ¿Cuál
es el rol del docente en el siglo XXI?, considerando que la sociedad actual se
caracteriza por su complejidad y constantes cambios que nos obligan a convivir
con la incertidumbre en la formación de las nuevas generaciones. Es
fundamental asumir que “Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto
que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde
todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver sobre las
incertidumbres ligadas al conocimiento. (Morín, 2010 p. 42). Frente a una
sociedad cambiante y compleja, el rol del docente es cuestionado e invitado a
repensarlo. Al pensar en el rol del docente, no se puede dejar de pensar en ¿qué
se enseña?, ¿cómo se enseña?,¿con qué intensión se enseña? y ¿quién es el
que enseña?
Inicialmente se planteó la necesidad de comprender y acordar lo que
entendemos por educación, a fin de instalar un diálogo y así poder encontrar
caminos para mejorar la educación. Partiendo del principio de que educación es
un término polisémico, condicionado al paradigma desde el cual lo miramos.
Cada paradigma trae a la luz las diferentes creencias, algunas veces implícitas
y otras explicitas que se evidencian en el accionar de los individuos en la
sociedad desde diferentes roles.
Posteriormente se analizó la conexión entre escolarización y educación,
ofreciendo condiciones para identificar sus semejanzas y sus diferencias, con la
finalidad de comprenderlas. Todo ser humano está inmerso en un constante
proceso de educación, considerando que educación no solo ocurre en el interior
de las escuelas, sino también en el diario vivir de las personas, en diversos
escenarios, en la interrelación con el otro, mientras que escolarización requiere
un sistema organizado y jerárquico, en donde el alumno debe aprender lo que le
enseña el profesor y al mismo tiempo que aprende, crea su propia explicación
de un determinado tema desde su perspectiva. Este proceso dinámico
interminable llamado educación se desarrolla concomitantemente con la
escolarización de modo articulado.
Partiendo de la premisa de que la educación necesita de un contexto cultural
para que se desarrolle, así como la cultura requiere de la educación para
trascender en el tiempo, se destacó cómo incide la cultura en la educación
intencionada y en la no intencionada. “La cultura necesita recurrir a la educación
formal como instrumento para consolidar las habilidades.” (Bruner, 2000, p. 138).
En esta interdependencia entre cultura y educación es condición sine qua non
destacar el rol de la familia y del docente en el cumplimiento de los retos de la
educación del siglo XXI. La cultura se expresa como una creación individual y
colectiva de las personas que apoyada en la educación se reconstruye
constantemente. Frente a estas ideas la educación nunca podrá liberarse de la
cultura a la que hace parte, posicionándose como al servicio de la cultura.
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DESARROLLO
Como seres humanos comprometidos con la calidad de vida de las personas
en la sociedad, es fundamental direccionar nuestra mirada a la educación,
partiendo del principio de que para mejorarla hay que comprenderla, desde la
conciencia de que se encuentra entrelazada a los demás sistemas que
constituyen la sociedad, para así no fragmentarle, tampoco aislarle. Hoy muchos
hablan de educación, pero pocos realmente la comprenden en su totalidad, esto
se evidencia cuando la relacionan exclusivamente a una institución educativa y
depositan la responsabilidad total sobre los docentes. Relacionar la educación
únicamente con el sistema educativo formal que se ocupa exclusivamente del
conocimiento científico, desconsiderando lo empírico y las interrelaciones que se
producen entre personas y culturas, reduce el concepto de educación. No se
trata de abandonar el conocimiento de las partes por el Conocimiento de las
totalidades, ni el análisis por la síntesis, hay que conjugarlos.” (Morín, 1999, p.
20)
La educación existe mucho antes que se abran las primeras escuelas,
aparece sin programación en donde hay un grupo humano que convive, siendo
así parte de la vida de las personas. Ningún ser humano, como ser social, está
libre de la educación, la constante interacción que mantiene con los demás le
involucra en un proceso de educación permanente. Partiendo de lo expuesto se
podría afirmar que la educación es una práctica social, presente en las
interacciones entre los seres humanos.
El significado de ser educado ha cambiado en el transcurso de la historia,
para muchos, se refiere únicamente el poseer conocimientos de diferentes
disciplinas y habilidades adquiridas en el sistema formal. Para otros que logran
concebir la educación como multifacética se refieren al desarrollo integral de las
personas que incluye lo adquirido de modo formal y también informal. Desde
esta perspectiva todas las personas son educadas, cuando escuchamos
expresiones como: “esta persona no tiene educación”, inferimos que estas
palabras parten desde la creencia de que la educación surge solo del sistema
formal. La persona educada es el resultado de un entorno escolar interconectado
con lo social en donde los estudiantes puedan alcanzar la plenitud de sus
facultades. Hoy, debido a que lo único que tenemos en común son nuestras
diferencias, no tenemos una visión social que sea ampliamente compartida y no
podemos estar de acuerdo en lo que significa ser una persona educada… “, (Boyer,
1981, p. 49)
Al asumir que la educación requiere de la interacción entre dos o más sujetos y
que genera transformación personal y de la sociedad en las diferentes
dimensiones de los seres humanos, es importante considerar los planteamientos
de pensadores que tienen una visión más amplia de la educación. “el ser vivo es
una unidad dinámica del SER y del HACER” (Maturana y Nisis, 1997, p.47). La
educación es un proceso de transformación la convivencia, a través del cual el
ser que aprende se conserva en su humanidad o se pierde en el devenir de la
historia, a partir de su formación. Así como la mirada reflexiva de Edgar Morín,
permite concebir la educación como un camino para comprender la humanidad,
no solo para comprender las disciplinas, adoptando una postura mucho más
amplia que no mutila el concepto de educación.
Frente a estos planteamientos surge la pregunta ¿Qué rol cumplen los
docentes hoy? ¿Cómo se sienten frente a las nuevas exigencias? Estar
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expuestos a una diversidad de concepciones sobre la educación, implica
diferencias en el accionar de las personas en la sociedad, que generan dudas e
incertidumbres, así mismo ofrece oportunidad de cambiar creencias y adoptar
nuevas formas de pensar, contrastar ideas y comprender mejor el mundo.
Valiéndose de un pensamiento que no reduce, que no separa, que distingue y
que vuelve a unir, identificar las creencias es el primer paso para mantener
alineada la meta a alcanzar con la práctica.
Creer que la educación es escolarización es desconsiderar su función y su propia
naturaleza en diferentes momentos de la sociedad, “Este disloque entre
educación y escolarización y esta perspectiva del enseñaje son coherentes con
creencias arraigadas en una tradición psicoeducativa y psicopedagógica que
privilegia lo cognitivo, lo intelectual, lo racional o lo instrumental en una
concepción disimuladamente mecanicista de un individuo fragmentado y
estratificado. “(Temporetti, 2015 p. 2).
De esta manera podríamos afirmar que educación, es mucho más que
escolarización, que abarca diferentes dimensiones del ser humano no solo la
cognitiva y por su naturaleza concibe el ser humano de modo integral, inmerso
en una cultura. De este modo escolarización es una parte del complejo concepto
de educación, muy importante pero no la única.
La escolarización vista de modo más amplio “es crear las condiciones que
lleven al aprendiz a ampliar su capacidad de acción y reflexión en el mundo en
que vive, de modo para contribuir para su conservación y transformación de
manera responsable, en coherencia con la comunidad y el entorno natural al que
pertenece” (Maturana y Nisis 1997 p.18). Siguiendo la línea de los pensadores
citados anteriormente la escolarización es uno de los caminos para una
educación que demanda la sociedad actual, un camino que no se limita
únicamente en la transmisión de contenidos.
Partiendo del principio de que la educación intencionada, se desarrolla sin que
desaparezca la espontanea, ambas están encaminadas a educar, o porque no a
enseñar. Según Maturana no se debe enseñar valores se debe vivirlos, por
medio del respeto a sí mismo y hacia los demás. La escuela entonces no es el
único lugar en donde ocurre la educación, de manera que talvez ni sea la mejor
y el profesor o docente no sea el único que enseña o educa.
Existe una relación compleja entre educación y cultura, que genera una
interdependencia entre las dos. “La educación forma parte de la cultura y también
es posible identificar las culturas de la educación. Una cultura no se sostiene sin
educación y la educación es la práctica privilegiada de una cultura. Por lo tanto,
educación y cultura no pueden pensarse ni entenderse una sin la otra. El paso,
la transmisión, la transferencia, de ideas, creencia, prácticas, destrezas, valores
de una generación a otra se hace a través de la educación que, al mismo tiempo
las recrea. La educación no puede llevarse a cabo por fuera de una cultura y una
cultura claudica si desaparece la educación.” (Temporetti, 2015, p. 5), Puesto
que la educación no es algo exclusivo de una elite, está presente en la
cotidianidad de cada persona. Para acercarnos a la comprensión de lo que es
educación es fundamental tomar en cuenta la función que esta cumplió en otros
momentos de la historia, que cumple en la actualidad y estar abierto a que en el
futuro esta podría cambiar, entonces el concepto de educación está en un
constante proceso de cambio, así como la comprensión que tienen los hombres
de la vida en sociedad.
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No existe solo una cultura, son muchas culturas y subculturas, por este motivo
las personas asignan diferentes significados a la educación, al enseñar y al
educar. En este trabajo se partió del concepto de cultura adoptada por los
antropólogos, sociólogos e historiadores. Según Taylor la cultura debe ser
concebida como compleja, un conjunto de conocimientos, creencias, arte, moral,
leyes, costumbres construidos en una sociedad. Este conjunto compuesto de
una amplia diversidad que llamamos cultura es la herencia social que es
transmitida, compartida y aprendida de manera formal e informal.
El contexto cultural es ilimitable, por lo que obliga a seleccionar lo que se debe
enseñar, en esta selección ocurre exclusiones basadas en lo que en un
determinado momento los intereses consideran importante o no. En el sistema
educativo la selección de que enseñar se ve influenciada por el tiempo, el interés
y la conveniencia de factores sociales, económicos y políticos. En muchos casos
los docentes no están involucrados en la selección de que enseñar, tornándose
apenas transmisor.
Desde la antigüedad la enseñanza masiva ha estado atada a grandes
agrupaciones que viven de manera cercana, similar a una organización política
según Guthrie, siendo su principal misión enseñar aritmética y lectura. En el
siglo XIX, el enfoque industrial de la sociedad cambia la perspectiva referente al
aprendizaje, que pasa a una educación de transmisión de ensamblaje. Estar
dispuesto a aceptar que la educación está ligada a diferentes intereses de grupos
sociales vigentes en un determinado momento de la historia, podría explicar las
diferentes concepciones que encontramos de educación y validar que su
naturaleza no es neutral.
Considerando el paradigma de la complejidad, planteado por Edgar Morín
tenemos la posibilidad de dejar de lado esta forma reduccionista y simplificadora
de ver la educación, aceptando que, para mirar la educación, comprenderla y
mejorarla necesitamos una mirada multidimensional. Cuando hablamos de
mirada multidimensional nos referimos que la educación solo tiene sentido
inmersa dentro de un sistema mayor, que podríamos llamar de sociedad, que
está ubicado en un determinado tiempo y lugar.
Con mucha facilidad se escucha expresiones como “no es educada”, “no es
una buena educación”, “le falta educación”, estas expresiones perderían su valor
si consideramos lo planteado por Temporetti en su texto Revolviendo la
educación, cuando dice que no existe la no educación, lo que existe son
diferentes perspectivas. Todos los que pertenecen a un grupo social están
expuestos a la educación, sin que una institución educativa este presente.
Vislumbrar la educación de manera amplia e integradora requiere reconocer, que
esta es influenciada o direccionada por valores y creencias que tienen una
mirada hacia el futuro. Es tan relevante esta cuestión que sin perspectivas de
futuro resulta difícil la educación, sin educación no hay futuro, pero sin futuro no
hay educación posible, viable.” (Temporetti, 2015, p. 5).
Con la mirada multidimensional que nos ofrece el paradigma de la complejidad
es importante analizar los términos enseñar y educar, que con mucha frecuencia
se utilizan indistintamente, como si fueran sinónimos, dejando de lado la
necesidad de utilizar con propiedad las palabras en la comunicación. En el latín
encontramos el origen de la palabra enseñar, “insignare”, que consiste en la
orientación hacia el camino a seguir, que puede ser ofrecido por un profesor,
padre u otra persona. Mientras que educar también con raíces latinas “educare”,
que significa guiar, conducir, mostrar el camino hacia el conocimiento.
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Al analizar estos dos términos que en un primer momento se ven idénticos, al
explorarlos de modo integral, considerando sus partes y el todo se percibe la
gran diferencia. Se enseña para que puedas realizar algo y se educa para que
lo realices como una persona comprometida en crear un mundo mejor desde
nuestras acciones. En la actualidad se les enseña los usos y funciones de una
computadora, que les permite comunicar, crear e innovar, pero no siempre se
les educa para utilizarla con responsabilidad consigo mismo y con los demás.
Entonces no basta conocer una diversidad de programas y herramientas que le
posibiliten desarrollarse en una sociedad competitiva que se caracteriza por la
incertidumbre. Los educadores deben preguntarse ¿mi práctica está encamina
a enseñar o a educar?, ¿Qué debo hacer, educar o enseñar? ¿Cómo integrar
educar y enseñar y no separar, verlas como complementarias?
En esta disyuntiva se encuentran atrapados los docentes del siglo XXI,
enseñar o educar, reflejando el uso de un pensamiento que desarticula. El
profesor no debe escoger uno u otro y si asociar sin reducir como nos dice Edgar
Morín. La concepción del ser humano como un ser social nos obliga no
fragmentarlo y si integrarlo con toda su complejidad. Si nuestro alumno no es un
conjunto de partes aisladas porque no educar y enseñar como parte de un
proceso completo. La educación en la actualidad, que forma y abre camino a la
reconstrucción de una nueva sociedad enseña y educa. Desde este pensamiento
es importante diferenciar educar de enseñar para unirlos en el proceso de
enseñanza y aprendizaje que se construye en el interior de las instituciones
educativas, en la práctica áulica, en donde el docente y el estudiante traen
historias y expectativas propias y de diferentes grupos sociales. En el adquirir
conocimiento, comprender fenómenos, reflexionar sobre ellos, el educar y
enseñar permite que los estudiantes lleguen a acciones que reflejen un ser
humano con capacidades no solo cognitivas como humanas, que nos lleve a un
desarrollo desde el bien común.
CONCLUSIÓN
Solo con una educación que considera el enseñar y educar de modo articulado
se puede construir una nueva sociedad más justa y equitativa para todos, basada
en la ética, el amor y el pensamiento creativo y crítico. Ser un profesor del siglo
XXI es dejar sus viejas ideas y creencias de lado y asumir su verdadero rol,
partiendo del principio que todo ser humano hace parte de una sociedad y que
no solo se educa en la escuela. Se puede enseñar y educar concomitantemente
como un camino a una educación de calidad, partiendo de los conocimientos
previos que cada estudiante siempre los tiene, ofreciendo condiciones para que
cada uno pueda realizar sus conexiones y así reconstruir el conocimiento. Desde
esta perspectiva todos son hombres cultos, porque pertenecen a un grupo social
que les ha brindado saberes sean estos científicos o empíricos, algunas veces
de modo formal o informal. No podemos concebir el futuro de las nuevas
generaciones sin pensar que existe más de una verdad, que lo científico no es
lo único y que el ser humano no es un conjunto de partes aisladas.
Por lo tanto, si la sociedad de hoy requiere una educación formal que enseñe
y eduque al mismo tiempo, dejando de lado la concepción de linealidad y
acumulación para vivir con la incertidumbre del futuro, en donde no hay solo un
camino para transmitir y construir conocimiento valido, como no considerar el
lenguaje como una herramienta que posibilite acceder al conocimiento. El
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análisis de la educación del siglo XXI requiere una mirada amplia de su realidad
que considere las diferentes funciones del lenguaje. El lenguaje no solo
transmite, el lenguaje crea o constituye el conocimiento o la “realidad”. Para de
esa realidad es la actitud que el lenguaje implica hacia el conocimiento y la
reflexión, y la serie generalizada de actitudes que negociamos crea con el tiempo
un sentido del propio self (Bruner, 1982, p. XX).
Hoy, todavía hay quienes defienden la idea de que la escuela, como proceso
de escolarización enseña y la familia educa, hasta cuándo vamos a vivir esta
ceguera y ser incoherentes con lo que verbalizamos con mucha frecuencia: “el
ser humano es un ser integral”. Si somos integrales ¿por qué la educación lo
desintegra? Asumiendo esta perspectiva, la familia desde su rol debe aportar a
la formación completa de sus -hijos, así como la escuela, tornándose
complementarias, considerando que esta hace parte de una sociedad y de
muchas culturas.
Después de concluir que educar y enseñar son dos términos diferentes pero
que se complementan en el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje, es
de fundamental importancia considerar el gran reto de los educadores del siglo
XXI, que es aprender para cumplir con su rol de enseñar y educar y por qué no
de aprender. En este juego de intercambio, construcción y reconstrucción el
alumno no es único que aprende y que enseña.
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