Las relaciones de género en el actual sistema educativo ecuatoriano son el
resultado de un proceso sociohistórico marcado por cambios permanentes en lo
político, social, económicos, etc. Antes de la independencia, las mujeres eran
educadas dentro de conventos o en el hogar (especialmente en la clase
acomodada), donde las enseñaban a leer, escribir, coser y a entonar algún
instrumento musical (Goetschel, 2007, p.45).
En 1835, en la presidencia de Vicente Rocafuerte se crea el colegio Santa
María del Socorro, primer establecimiento educativo para niñas en Quito, como
intento para instaurar una política de educación pública, basada en valores de la
Ilustración como la universalización de la enseñanza. (Goetschel, 2007, p.42).
La obligatoriedad de la enseñanza primaria para niños y niñas se dio en la
presidencia de Gabriel García Moreno, quien encargó a varias congregaciones
religiosas los centros educativos ecuatorianos (Goetschel 2007, p.48). En estas
instituciones se propugnaba la separación del estudiantado por su sexo; niños y
niñas no podían estar juntos en el mismo plantel, por lo que los establecimientos
eran excluyentes en función del sexo. En lugares que no se podía construir dos
establecimientos, por temas presupuestarios, se debía permitir el acceso de
estudiantado de los dos sexos, pero para ello, se contaba con reglas severas
que de incumplirse recibían fuertes sanciones.
En la presidencia de Rocafuerte, la educación se orientaba fundamentalmente
a niños, pero también a unas pocas niñas, sobre todo de sectores urbanos
excluyendo del sistema a grandes sectores poblacionales. Con la llegada de la
Revolución liberal (1895), y al separarse la iglesia del estado. Se moderniza la
política del país por medio de la secularización y centralización del poder estatal.
Dando espacio a la educación laica, reconociendo la importancia de educar de
manera conjunta a hombres y mujeres para evitar desigualdades.
Es en esta época en donde se podría encontrar el inicio de la educación mixta
ecuatoriana, el gobierno de Eloy Alfaro se caracterizó por la creación de colegios
mixtos, a pesar de que los valores patriarcales siguieron permeando el sistema
escolar. En la década del 70, por la creciente demanda de hombres y mujeres
por acceder al sistema educativo, se impulsó la educación mixta, principalmente
por la carencia de recursos para construir más planteles educativos.
Cabe mencionar que, en 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas,
aprobó la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, en Ecuador fue ratificada en 1989. A partir del año 2007, el
Ecuador ingresa a la era de la denominada Revolución Ciudadana, con
propuestas diferentes con el objetivo de construir un supuesto Buen Vivir. Con el
fin de cumplir el referido objetivo, en el año 2008 se aprueba en consulta popular,
la nueva constitución ecuatoriana, planteando políticas que tienen que ver con la
universalización y con la calidad de la educación, pero en ninguna de las políticas
se menciona de forma explícita la equidad de género.
Para ello, en el año 2011, en el marco de una nueva normativa, se establece
que todas las instituciones educativas fiscales del país deben ser mixtas,
suprimiendo los planteles que atendían a estudiantado de un solo sexo. De esta
manera, desde el discurso, el Estado estaría respaldando ciertos aspectos de
los procesos educativos encaminados a la equidad de género, en cuanto a la
educación formal. En la Ley Orgánica de Educación Intercultural, el Art 3 que
hace referencia a los fines de la educación, los literales: i) Promoción de
igualdades entre hombres, mujeres y personas diversas para el cambio de
concepciones culturales discriminatorias de cualquier orden, sexistas en