Julio diciembre, 2019
Vol. 3, No. 7
ISSN 2602-8247
https://doi.org/10.53877/rc.3.7.20190701.05
http://retosdelacienciaec.com
mcrevistas@gmail.com
AUTOESTIMA Y VIOLENCIA DOMESTICA: INTERVENCION
PSICOTERAPEUTICA
SELF-ESTEEM AND DOMESTIC VIOLENCE:
PSYCHOTHERAPEUTIC INTERVENTION
Mayra del Rosario Villamarín Rodríguez
1
Mercedes Angélica García Pazmiño
2
Recibido: 2019-02-05 / Revisado: 2019-03-16 / Aceptado: 2019-04-01 / Publicado: 2019-07-01
RESUMEN
La autoestima es confiar en mismo y en sus propias capacidades para enfrentar los
retos de la vida y llegar a la autorrealización. Por otro lado, la violencia doméstica es una
agresión de tipo físico, psicológico, social, patrimonial o sexual que afecta la autoestima y la
salud mental de la víctima, llevándola a un estado de indefensión y desajuste psicosocial.
En este estado de vulnerabilidad, la intervención psicoterapéutica grupal, permite reconocer
la problemática en un ambiente de solidaridad y cooperación, desarrolla conductas asertivas
y habilidades sociales afectivas. El objetivo del estudio fue relacionar la efectividad de la
terapia grupal para el mejoramiento de la autoestima en mujeres víctimas de violencia
doméstica. Metodológicamente el enfoque cuantitativo, correlacional; diseño de corte pre-
experimental longitudinal. La recolección de datos fue con las escalas de Coopersmith y
Satisfacción con el Tratamiento Recibido, en una muestra no probabilística de 16 mujeres
en condición de violencia doméstica del Centro de Atención Integral. El registro inicial de
autoestima fue bajo y medio. Posterior a la intervención se elevó la autoestima
sustancialmente. La hipótesis probó una correlación positiva entre variables. En conclusión,
las mujeres intervenidas subieron la autovaloración y asertividad en el manejo en las
relaciones interpersonales.
Palabras clave: autoestima, violencia doméstica, intervención psicoterapéutica, terapia
grupal.
ABSTRACT
Self-esteem is trusting in oneself and one's own abilities to face the challenges of life
and reach self-realization. On the other hand, domestic violence is an aggression of a
physical, psychological, social, patrimonial or sexual type that affects the self-esteem and
mental health of the victim, leading to a state of defenselessness and psychosocial
imbalance. In this state of vulnerability, the group psychotherapeutic intervention, allows to
recognize the problem in an atmosphere of solidarity and cooperation, develops assertive
1
Psicóloga Clínica. Docente del Instituto Superior Tecnológico Central Técnico. Ecuador. E-mail:
mdvillamarin@uce.edu.ec
2
Doctora en Ciencias de la Salud y del Trabajo (Ph. D). Profesora en la Facultad de Psicología de la Universidad
Central del Ecuador. Ecuador. E-mail: magarciap1@uce.edu.ec
Forma sugerida de citar: Villamarín-Rodríguez, M. y García-Pazmiño, M. A. (2019). Autoestima y violencia
doméstica: intervención psicoterapéutica. Retos de la Ciencia, 3(7), pp. 48-55.
https://doi.org/10.53877/rc.3.7.20190701.05
Mayra Villamarín / Mercedes García
behaviors and affective social skills. Objective: To relate the effectiveness of group therapy
in the improvement of self-esteem in women victims of domestic violence. Quantitative,
correlational approach; design of longitudinal pre-experimental cutting. Through the
application of the Coopersmith scale and satisfaction with the treatment received in a non-
probabilistic sample of 16 women in domestic violence status of the Comprehensive Care
Center. Initial registration of the low and medium self-esteem level (7:10). After the
intervention 8:10 women raised their self-esteem; 7:10 showed a high level of satisfaction
with the treatment received. The hypothesis proved a positive correlation between variables.
Intervened women gained self-assessment and assertiveness in the management of
interpersonal relationships.
Key words: self-esteem, domestic violence, psychotherapeutic intervention, group
therapy
INTRODUCCIÓN
La violencia contra la mujer ha existido a lo largo de la historia y con mucha más
presencia en sociedades patriarcales. La violencia doméstica es considerada como un
problema de salud pública de primer orden, según la Organización Mundial de la Salud.
Desde la literatura, la violencia doméstica se entiende como las agresiones que se
producen en el ámbito privado, en donde el agresor tiene una relación con la ctima,
tomando en cuenta la reiteración de los actos violentos y la situación de dominio del agresor
que utiliza la violencia para someter y controlar a la víctima. (Fernández, 2003) De la
extensa revisión literaria, los datos estadísticos reflejan una creciente problemática social el
tema de la violencia, de cualquier forma, que esta se manifieste. Por ello, se encuentra
necesario generar procesos de atención dirigidos a la comunidad de mujeres afectadas, ya
que las secuelas que conlleva la violencia doméstica afectan directamente a la autoestima
de quien la padece, volviéndola un ser vulnerable, indefenso y silencioso.
Al respecto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2011), refleja los
índices estadísticos en una muestra de 18.800 viviendas con mujeres de 15 años y más en
24 provincias a nivel nacional urbano y rural: 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de
violencia de género, la forma de violencia más recurrente es la psicológica (53,9%), seguida
por la física (38%), sexual (25,78%) y patrimonial (16,7%). Por otro lado, las mujeres
ecuatorianas que han vivido algún tipo de violencia por parte de sus parejas o ex-parejas
corresponden al 48,7%.
Según el psicoterapeuta Branden (1995) la autoestima es la confianza depositada en la
capacidad individual para enfrentarse a los desafíos de la vida y conseguir su felicidad,
puesto que una autoestima plena conlleva a tener una vida más significativa. Así también,
se considera a la autoestima como la percepción valorativa y confiada de misma, que
motiva a la persona a manejarse con propiedad, manifestarse con autonomía y proyectarse
satisfactoriamente en la vida (Mezerville Zeller, 1995).
Por otro lado, una persona que cuenta con una deficiente autoestima se caracteriza por
mantener un estado de insatisfacción consigo misma, es hipersensible a la crítica, indecisa
todo el tiempo por miedo a equivocarse, hay un deseo excesivo de complacer a los demás,
exagera la magnitud de sus errores y tiene tendencia a la depresión generalizada (García,
1990).
Frente a la necesidad de reconstrucción, empoderamiento y mejoramiento de la
autoestima como recurso indispensable para el desarrollo humano en un contexto de
violencia, las terapias grupales se convierten en una alternativa de solución, para romper los
círculos vicios de la violencia. La terapia grupal comprende un proceso que desplaza el
problema individual hacia lo grupal, en donde a través de la interacción y las narraciones de
los miembros les permite darse cuenta que otros también tienen similares problemas o
conflictos, de tal forma poder reconstruir las realidades de los participantes, ya que es un
espacio terapéutico que da la apertura a ver, pensar y sentir una visión social diferente a la
conocida en el espacio familiar (Serebrinsky, 2012).
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La terapia grupal tiene su origen con Hersey Pratt (1872-1956), médico internista del
Hospital General de Massachusetts, observó que el proceso grupal parecía tener un efecto
terapéutico y que también ayudaba a disminuir el tiempo que debía destinar a cada enfermo
de forma individual. A su vez, podía promover un ambiente de solidaridad y cooperación. El
autor propone encuentros en cinco sesiones semanales de una hora de duración, al inicio
no se examinaban los síntomas de los asistentes, sino que se realizaban ejercicios de
relajación, de imaginación y conversaciones de orientación médica convenientes para los
pacientes. A medida que el tiempo transcurre aparecen otros investigadores que abordan la
temática, como Scheidlinger y Slavson (citados en Portillo Díaz, 2000) al inferir que la
“terapia de grupo tiene como objetivo terapéutico la conveniencia del grupo, bajo un proceso
social en el que el profesional especializado, utiliza la interacción emocional en el grupo,
para reparar la salud mental” (p.40).
De igual forma, (Carneiro, Teodor y Chicone, 2006), demostraron que la baja autoestima
es un factor desencadenante de situaciones de exclusión, abandono y maltrato frente a la
situación de amenaza vivida con la pareja con consecuencias negativas para la calidad de
vida de la ctima. Todos los seres humanos tienen necesidades de afecto, protección y
seguridad en el entorno familiar y en la comunidad. Así también, necesitan reconocer su
amor propio, confianza, reconocimiento, apreciación y admiración; sin embargo, cuando la
insatisfacción de ellas por procesos de violencia a los cuales son sometidas, genera
sentimientos de inferioridad e impotencia, provocando fracasos en su funcionalidad y
despertando procesos patológicos variados
Durante el mismo año, López, Apolinaire, Array y Moya (2006) realizaron un estudio
para analizar el nivel de autovaloración en las mujeres que han sido maltratadas, y concluye
que las mujeres que poseen una autovaloración positiva se sienten más confiadas,
capaces, aceptadas y respetadas con un sentido real de autodeterminación para manejar
sus relaciones de pareja. Este estudio se llevó a cabo en una muestra de 40 mujeres
violentadas a quienes se apliel Inventario de Coopersmith; el método que utilizó fue de
corte observacional analítico y concluye en que hay una relación significativa entre las
mujeres violentadas y la autovaloración.
Respecto a las ventajas de la terapia grupal en grupos de mujeres que han sido
víctimas de violencia de género (Ayats, Cirici y Soldevilla, 2008), en el cual se evalúo la
efectividad de una intervención grupal cognitivo-conductual en mujeres violentadas,
realizado con siete grupos de mujeres, bajo un método experimental, con sesiones
periódicas de 90 minutos, aplicando técnicas de autocontrol, asertividad y reconstrucción.
Los resultados indican mejoras significativas respecto a la depresión e histeria;
determinando que la terapia grupal es un proceso efectivo para el tratamiento con mujeres
que han sido violentadas.
Algo semejante ocurre con la propuesta de investigación de Hernández (2013),
enfocada a la atención psicológica grupal para las mujeres que padecen secuelas de la
violencia de género, la cual tiene por objetivo diseñar un programa con protocolos que
permitan atender las necesidades específicas de las mujeres afectadas. Este estudio utiliza
el método documental y técnicas de tipo vivencial aplicado a seis participantes, obteniendo
como resultado la creación del programa “Volver a ser Yo”, aclarando que el trabajo con
poblaciones vulnerables representa un reto, porque se deben cuidar los objetivos y planes
que se desea cumplir con sus participantes.
Posteriormente, se realizó otro estudio similar, pero esta vez el proceso de la terapia
grupal se aplicaría a mujeres deprimidas ctimas de violencia intrafamiliar en una muestra
no probabilística de 8 mujeres. El objetivo era determinar si un programa de terapia grupal
disminuye los niveles de depresión en las participantes, para ello se usó un diseño cuasi-
experimental y estadístico, y se aplicó el Inventario de Beck, instrumento que permitió
comprobar que el 88% de las mujeres evaluadas presentaban algún nivel de depresión,
señalando que la violencia intrafamiliar representa un alto riesgo para la salud mental de la
mujer, y que por esta razón la terapia grupal es una herramienta terapéutica que ayuda a
disminuir los niveles de depresión, siempre y cuando se asista permanentemente (Lemus,
2014).
Mayra Villamarín / Mercedes García
Más adelante, otro estudio relevante realizado por Lafuente Bolufer (2015) refiere que
la intervención grupal con mujeres víctimas de violencia de género mediante el taller
“Creciendo Juntas”, su objetivo es reforzar la autoestima y seguridad en las participantes,
un grupo de 10 mujeres españolas entre 28-55 años de edad, utilizó una metodología
abierta y participativa, con técnicas de dinamización grupal, herramientas como el Inventario
de Coopersmith facilitan la medición de la autoestima. Como resultado se logró establecer
lazos de apoyo entre las asistentes, permitiendo a las mujeres manifestar sus necesidades
respecto a su autoestima, seguridad y asertividad.
Así también, desde un enfoque cualitativo construccionista, se analiza la psicoterapia
grupal en procesos de separación de pareja, cuyo objetivo es conocer los cambios
realizados en las historias personales de cuatro participantes adultos ante la separación de
su pareja, como resultado se obtuvo cambios positivos en sus relaciones personales, las
técnicas de la narrativa según el presente estudio, permiten que las conversaciones
terapéuticas colectivas sean usadas para la deconstrucción de verdades y mandatos
sociales así como para la reconstrucción de la historia personal. (Saénz y, 2015)
En la última década, se ha detectado mediante estudios, la temprana violencia que se
puede desarrollar en las relaciones de noviazgo entre adolescentes, para ello se utiliun
método cuantitativo descriptivo, con una muestra de 600 estudiantes que tenían relaciones
de noviazgo, se les aplicó el cuestionario de autoestima de García, el Inventario de
Rosemberg y con el fin de identificar las características de la violencia asociadas con el
nivel de autoestima, los instrumentos arrojaron resultados indicando que el 93,2% de los
adolescentes viven violencia en sus relaciones y que la identifican y consideran como un
proceso normal. (Rodríguez, González y Hernández, 2011)
El presente estudio se posicionó teóricamente en el modelo terapéutico de Rogers
(1940), quien elaboró una propuesta de terapia no directiva, centrada en la persona, cuyo
postulado sostiene que la energía del individuo se relaciona con la tendencia al crecimiento,
salud y desarrollo; cada persona toma decisiones necesarias. Por otro lado, Cloninger
(2003) manifestó que hay que abordar las emociones en primer plano, el intelecto y las
vivencias en segundo plano.
METODOLOGÍA
El presente estudio se realizó con un enfoque cuantitativo, el mismo que permite medir
fenómenos investigados (Hernández y Cols, 2014). Diseño correlacional de corte pre-
experimental longitudinal. La población, con una muestra no probabilística de tipo por
conveniencia, consistente en 16 mujeres con vivencia de conflictos de violencia intrafamiliar,
que acuden al Centro de Atención Integral. Se aplicó una encuesta sociodemográfica; la
escala de autoestima de Coopersmith y la Escala de satisfacción con el tratamiento recibido
Cres-4. La intervención psicoterapéutica con enfoque grupal, fue precedida de una primera
evaluación y posterior a ella una segunda toma. Éticamente el estudio no implica riesgo
para las participantes.
La planificación psicoterapéutica, abarcó un período de nueve sesiones, una sesión por
semana con una duración de tres horas, por un lapso de tres meses consecutivos; cons
de cuatro momentos: inclusión, confrontación, afecto y cierre. La inclusión, comienza con la
formación del grupo, en donde los miembros necesitan ser aceptados e incluidos por los
demás. Se establecen límites, el nivel de compromiso y de predisposición. La confrontación
de los miembros del grupo ya se establece de algún modo, empieza a surgir la necesidad
de reconocer la problemática, asumir responsabilidades y orientar el comportamiento a la
toma de decisiones. El afecto, surge los fenómenos grupales, como la cohesión, la
integración, apoyo y confianza. Es la descripción intensa de las emociones, las mismas que
pueden ser negativas o positivas, en ocasiones puede resultar ser perturbador y difícil para
los individuos y finalmente, el cierre, La retroalimentación, se da mediante una
comunicación constante entre el facilitador y los miembros del grupo, de alguna forma
resulta a veces complicado el hecho de aceptar la opinión de los demás, para ello se
necesita manejar adecuadamente los contenidos del mensaje.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Del análisis estadístico descriptivo de la población de mujeres violentadas que
asistieron a la terapia grupal en el Centro Atención Integral. Se encuentran en una edad
mínima de 19 y máxima de 57 años, lo que indica que la violencia se ejerce en cualquier
grupo etario; asimismo el rango de edad prevalente es de 30 a 40 años. Respecto a su
estado civil los datos indican que 5:10 mujeres están casadas o en unión libre en iguales
porcentajes, 4:10 son solteras y sólo 1:10 está divorciada (Tabla 1).
Tabla 1
Estado civil según edad
Estado civil
Casada
Divorciada
Soltera
Unión
libre
Total
%
Edad
19-29
0
0
2
1
3
19
30-39
3
1
1
2
7
44
40-49
1
0
2
1
4
25
50-57
0
1
1
0
2
13
Total
4
2
6
4
16
100
Porcentaje
25
13
38
25
100
Fuente: Villamarín y García (2019)
En la tabla 2 se puede observar que 4:10 mujeres víctimas de violencia doméstica,
tienen instrucción secundaria, la mitad de ellas no tienen una labor remunerada, factor que
conlleva a que su situación económica sea inestable, constituyendo un factor de riesgo para
la victimización.
Tabla 2
Instrucción académica y ocupación laboral
Ocupación laboral
Total
%
Empl
eada
priva
da
Empleada
pública
Indepe
ndiente
No
trabaja
Estudia
Instrucción
académica
Ninguna
0
0
0
2
0
2
13
Primaria
2
0
0
1
0
3
19
Secundari
a
2
0
1
4
0
7
44
Superior
0
2
0
1
1
4
25
Total
4
2
1
8
1
16
100
Porcentaje
25
13
6
50
6
100
Fuente: Villamarín y García (2019)
En relación a la victimización y la denuncia del hecho, se refleja que todas las mujeres
participantes en el estudio han vivenciado violencia doméstica; es decir, que fueron
sometidas reiteradamente a actos violentos, malos tratos y situaciones de dominio por parte
del agresor, quien utiliza la violencia para someter y controlar a la víctima. Alrededor de
7:10 mujeres denunciaron los hechos de violencia y fueron remitidas a terapia grupal desde
las Unidades Judiciales (Tabla 3).
Mayra Villamarín / Mercedes García
Tabla 3
Denuncia y victimización
Victimización
%
Total
Si
Denuncia
Si
12
75
12
No
4
25
4
Total
16
100
16
Fuente: Villamarín y García (2019)
De la valoración de los niveles de autoestima según la Escala de Coopersmith, en la
primera toma se identificó que 7:10 mujeres presentaron un nivel de autoestima bajo y
medio bajo; y 3:10 autoestima entre medio alto y alto. En la segunda toma, después de la
intervención psicoterapéutica 8:10 mujeres elevaron la autoestima medio alta y alta,
mejorando la autovaloración y seguridad consigo mismas. Resultados que se encuentran en
relación directa con el nivel de compromiso para acudir a las sesiones de terapia grupal y a
su vez se corroboran con (García, 1990) al indicar que la baja autoestima genera trastornos
psicológicos de origen neurótico que dificultan el desarrollo de la vida personal, individual y
social de la víctima (Tabla 4).
Tabla 4
Nivel de autoestima en mujeres víctimas de violencia
Test 1
Test 2
Categoría
Frecuencia
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Nivel de
Autoestima
Bajo
3
19
0
0
Medio bajo
8
50
3
23
Medio alto
3
19
4
31
Alto
2
13
6
46
Total
16
100
13
100
Fuente: Villamarín y García (2019)
En relación a la satisfacción con la terapia grupal recibida 8 de cada10 mujeres
manifestaron un nivel alto de satisfacción, coincidente con el número de mujeres que
elevaron el nivel de autoestima (Tabla 5). Algo semejante ocurrió con la propuesta de
investigación de Hernández (2013) que fue diseñar un programa con protocolos que
permitieron atender las necesidades específicas de las mujeres afectadas. Aplicó técnicas
de tipo vivencial aplicado a seis participantes, concluyó que el trabajo con poblaciones
vulnerables representa un reto.
Tabla 5
Escala global de satisfacción con el tratamiento recibido CRES-4
Categoría
Frecuencia
Porcentaje
Nivel bajo de satisfacción
2
15
Nivel medio de
satisfacción
2
15
Nivel alto de satisfacción
9
69
Total
13
100
Fuente: Villamarín y García (2019)
La hipótesis se probó con la prueba de correlación de Pearson donde r= 0.88,
comprobó, una correlación positiva entre variables, porque a medida que una variable
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aumente la otra también; es decir, que la terapia grupal optimizó el nivel de autoestima de
las mujeres víctimas de violencia doméstica (Tabla 6).
Tabla 6
Correlación de terapia grupal y autoestima
Terapia grupal * Autoestima
Terapia
grupal
Autoestima
Terapia grupal
Correlación
de Pearson
1
,881
Sig.
(bilateral)
,000
N
16
16
Autoestima
Correlación
de Pearson
,881
1
Sig.
(bilateral)
,000
N
16
16
Fuente: Villamarín y García (2019)
Conclusiones
Las mujeres en situación de vulnerabilidad debido a que fueron víctimas de violencia
doméstica, son jóvenes adultas y están casadas o en unión libre, en su mayoría tienen una
instrucción de segundo nivel; más de la mitad no tienen una actividad económica
remunerada, lo cual constituye un factor de riesgo que conlleva a la dependencia
económica de sus parejas y aceptar pasivamente la violencia y generando un estado de
indefensión volviéndose en ocasiones cómplices de la violencia recibida, como lo demuestra
el presente estudio el 25% de mujeres que no denuncian e invisibilizan a la violencia.
En relación al nivel de autoestima, se estableció que al inicio de la terapia grupal el 70%
de las mujeres violentadas tenían autoestima en un nivel bajo y medio bajo; y el 30%
restante mantiene su autoestima entre medio alto y alto; una vez que reciben la terapia
grupal el 80% elevaron el nivel autoestima, seguridad y valoración; mientras que el 30% aún
necesitan procesos de fortalecimiento para elevar el autoestima y salir del estado de
indefensión.
El estudio comprobó la efectividad de la terapia grupal en el fortalecimiento de la
autoestima en mujeres que han vivenciado violencia doméstica, generando seguridad y
respeto hacia mismas; y además, lograron mantener un adecuado manejo de su relación
de pareja, interfamiliar, rompiendo el círculo de la violencia doméstica, mejorando las
relaciones interpersonales.
AGRADECIMIENTOS
Se deja constancia de agradecimiento al Centro de Atención Integral Tres Manuelas”
por la aquiescencia y colaboración para realizar el estudio. A las mujeres que se atrevieron
a romper el silencio y el círculo vicioso de la violencia doméstica.
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