desarrollo del discurso, puesto que el mensaje que se va a emitir debe ser adaptado a los
interlocutores, para lo cual se debe elegir las palabras que se va a emplear y la forma como
se la va a emplear. Para Paris (2014), “hablar no consiste únicamente en la habilidad de emitir
enunciados correctos. Hablar bien implica escoger el termino adecuado, el estilo conveniente,
el tiempo y los lugares correcto, se trata de la manera de decir, qué, a quién, cuándo y dónde,
teniendo en cuenta que los usos varían en función de las distintas situaciones” (p.82), en
concordancia con lo mencionado, Cros y Vilá (1999.), expresan que el momento de verbalizar
el discurso hay que tomar en cuenta las necesidades, intereses, situaciones, género, registro,
palabras inapropiadas y ambigüedades; caso contrario, los mensajes del discurso serán
interpretados inadecuadamente.
Otro dato interesante, es que, los individuos se inclinan por las estructuras gramaticales
complejas, esto afecta al desarrollo del discurso, pues se considera que, mientras más
sencillas sean las oraciones, más comprensible será el mensaje, tanto para el disertante
como para la audiencia. Organizar las ideas en oraciones demasiado largas, influye que el
discurso sea confuso. Sin embargo, Cantero (1998), aclara que la complejidad y la corrección
gramatical depende del contexto en el que el hablante emite el discurso oral, aspecto que
también es meritorio resaltar, pues la audiencia variará de acuerdo con los diferentes
contextos y oportunidades para desarrollarse.
Los elementos paralingüísticos y no verbales, es otra microhabilidad que los individuos
no la consideran, esto incide negativamente, puesto que, estos elementos contribuyen a una
comunicación verbal más efectiva. Pulpón et al. (2002), destaca que los elementos
paralingüísticos, como el tono de voz, el volumen, la velocidad y la pronunciación
complementan la comunicación. Elementos que a la vez deben ser usados en concordancia,
con los elementos no verbales. Herrera (1999), expresa que la gesticulación facial y el
movimiento corporal, acompañan espontáneamente a la expresión verbal, puesto que el
hablante sin darse cuenta muchas veces sigue el ritmo de lo que expresa verbalmente con el
cuerpo, con los brazos, con la cabeza, incluso con el parpadeo de los ojos, estos elementos
acompañados con los elementos paralingüísticos y la lengua oral contribuyen a una
comunicación más eficiente, pues que no se comunica únicamente con las palabras sino, con
el tono de la voz, los gestos y el cuerpo, pero por otro lado, estos elementos ayudan al emisor
a leer el interés o cansancio de los interlocutores mediante las miradas, posturas y
movimientos que se perciben en el auditorio.
La no consideración a la microhabilidad adaptación del discurso al contexto pese a su
importancia, afecta al buen discurso, debido a que este debe ser acomodado a las situaciones
contextuales, caso contrario carecerá de sentido para el oyente. París (2014), menciona, “la
comunicación lingüística, responde siempre a la situación del hablante, transcurre ciertas
limitaciones y está sometida a las circunstancias que conforma el contexto” (p.78), de acuerdo
a lo sugerido, el emisor debe encontrar las estrategias más apropiadas para adaptarse a la
situación comunicativa y llegar con el mensaje. No siempre podemos hablar de la misma
manera, cada situación exige al emisor el empleo de un determinado registro, recursos,
incluso de elementos paralingüísticos y no verbales.
Adaptación del discurso a la edad del auditorio es otra de las microhabilidad no tomada
en cuenta por los individuos, afectando así al desarrollo eficaz del discurso, pues no es lo
mismo dirigirse a una audiencia infantil, que de adultos. Como bien lo señala Sanz (2001),
cuando disertamos un discurso, muchas veces queremos que el auditorio escuche,
comprenda y que se deje influir. No obstante, para que esto suceda, el disertante deberá,
preparar un discurso de manera novedosa e interesante, acorde a la edad, al nivel de
educación, al sexo, a los motivos del porque asisten a la exposición, su formación cultural,
política, religiosa, entre otros. Entonces en referencia a la edad del auditorio, es fundamental
que el emisor sepa con qué tipo de público va interactuar, (niños, jóvenes, adultos) en función
de ello descubrir sus intereses, elegir el tema, preparar ayudas visuales, el escenario y llegar
de manera efectiva con el mensaje.
La Adaptación del discurso al nivel de educación de auditorio, es otra microhabilidad
que no es tomada en cuenta en la disertación del discurso, esto repercute en la calidad del