Entre otros autores, Piña (2009), señala que los procesos de análisis, reflexión y
aceptación de las diferencias frente a una amplia mayoría de aparentemente
normales, es en sí mismo una tarea difícil, como él mismo señala, podría decirse
que para muchos es un proceso que dura años e incluso toda la vida. El
arraigamiento de construcciones sociales, en las que no se reconocen ni valoran
diferencias individuales y colectivas, constituye el principal antecedente para tal
situación. La asociación errónea de lo diferente con inferioridad, fealdad,
discapacidad, peligrosidad y enfermedad es común.
Cabe señalar que hay cambios importantes en cuanto a la comprensión y
atención a la diversidad, pero en la práctica tradicional, lo diverso se sigue
asociando con inferioridad e incluso con discapacidad, más no como una expresión
distinta de la realidad. Lo diverso debe ser entendido, abordado y atendido con
pertinencia para garantizar una convivencia justa y equitativa. En cuyo caso todos
se sentirán incluidos, valorados y tomados en cuenta.
En el campo educativo la inclusión tiene que reflejarse en la calidad de los
servicios, dando respuesta oportuna, pertinente y eficaz a todo el alumnado en
función de sus necesidades. Hay varias investigaciones en torno a la inclusión
educativa en términos generales, no obstante, son limitados los trabajos acerca de
esta, en la educación superior. Por consiguiente, a partir de la presente
investigación se pretende contribuir al debate sobre tan importante aspecto, para
motivar a la implementación de cambios significativos en favor de lo diverso.
Interactuar en espacios amigables, acogedores y, sobre todo, potenciadores del
desarrollo integral del ser humano, indistintamente de las diferencias, es un derecho
de todos. No basta con llevar (integrar) a las aulas de estudiantes aparentemente
normales a los estudiantes portadores de necesidades educativas especiales (NEE)
para que se sientan incluidos; es preciso posibilitar su desarrollo integral en función
de sus necesidades, intereses, motivaciones, talentos y capacidades.
El planteamiento de acciones sólidas de inclusión educativa tiene por base la
conciencia plena sobre la diversidad del alumnado, de ahí que, la implementación
de políticas de inclusión educativa integrales e integradoras, de tal manera que los
actores educativos asuman culturas y concreten prácticas de inclusión en el
contexto socioeducativo, precisa la necesidad de indagar las percepciones del
estudiantado de la educación superior en torno a la inclusión educativa, ya que se
trata de un aspecto fundamental para una adecuada formación socio-profesional.
A pesar de las importantes campañas de sensibilización con respecto a la
inclusión, hay evidencias de insatisfacción del estudiantado portador de NEE por la
limitada atención que reciben en los establecimientos educativos de los distintos
niveles, de entre los cuales la educación superior no escapa. En tal sentido, debe
viabilizarse la concreción de acciones efectivas para superar las limitaciones de
personas e instituciones que están poco preparadas para atender a la diversidad.
Puesto que, recibir una atención eficiente, oportuna y pertinente, de acuerdo con la
condición individual, no es más, que el ejercicio de derechos.
Generalidades sobre inclusión educative
Varios autores señalan que uno de los principales retos de esta época, es
construir sistemas educativos capaces de brindar una educación de calidad para
todos en función de sus intereses, necesidades, capacidades y talentos; es decir,
una educación que responda con solvencia a la diversidad en su más amplia
significación y sentido. Por lo que, es necesario que la escuela se constituya en una
representación de la sociedad que se quiere alcanzar. Si se pretende construir una
sociedad inclusiva, la escuela al igual que los demás espacios sociales debe